La Selección de Voley sigue escribiendo su joven historia en Polonia, donde ayer consiguió un triunfo inolvidable frente a una potencia como Italia por 3-1, en el Final Round de la Liga Mundial, y hoy se llevó un 3-0 ante Bulgaria, que desde el inició le planteó una paridad en el juego, que, de a poco, Argentina pudo romper hasta alcanzar las diferencias en el marcador que le permitieron quedarse con el partido por 25-17, 25-20 y 25-22.
Parecen tener más de 21 o 22 años (la edad que predomina en este grupo conducido por Javier Weber) estos chicos que entran con timidez y en minutos se convierten en jugadores experimentados, demostrando su técnica, sus excelentes combinaciones gracias a un gran armador como Luciano De Cecco y un Facundo Conte imparable en el ataque, que ya se erige, a sus 21 años, como la gran figura del voley nacional.
Bulgaria, que también tiene un grupo en proyección y se está rearmando, le propuso paridad a la Selección en los primeros minutos del partido, dándose el lujo de llegar arriba (8-7) al primer tiempo técnico. Pero la Argentina comenzó con su recuperación, aparecieron los primeros aces (De Cecco en el 12-9, por ejemplo) y también los ataques de Conte, Quiroga y Crer. El técnico de Bulgaria, Radostin Stoytchev, apeló a un tiempo muerto pero no podría cambiar el rumbo: una invasión de los búlgaros le permitió al equipo de Weber llegar con una ventaja de cuatro puntos (la máxima hasta ese momento) al segundo tiempo (16-12) para encaminarse hacia un amplio dominio.
Un ace de Quiroga en el 20-13 produjo una diferencia de siete puntos ya inalcanzable para su rival, que vio como el set se les escapaba en manos de sus jóvenes argentinos, que con un punto de Pereyra cerraron 25-17 el primer parcial, para concretar también su máxima distancia de Bulgaria, en un camino que fue de menor a mayor e ilusiona de cara al segundo.
Allí, el equipo de Weber no arrancó de la forma ideal: dos buenos ataques de Bulgaria le posibilitaron ponerse 2-0. Pero los argentinos, lejos de desanimarse, aparecieron en su plenitud con habilitaciones de todo tipo del genial De Cecco y ataque no sólo de Conte y Quiroga sino también de Sole. El bloqueo también mejoró y la Selección sacó una ventaja de tres puntos para avanzar hacia el primer tiempo técnico arriba (8-5), algo que se repitió en el segundo (16-13), pese a que minutos antes, con un tiempo muerto, el DT de Bulgaria había intentado evitar la escalada argentina.
Cuando llegó a los 20 puntos, lejos de cerrar rápido el segundo set, Argentina encontró inconvenientes: primero un toque involuntario en la red y luego la imposibilidad de cerrarlo cuando estaba 24-21. Entonces, Weber no lo dudó: pidió tiempo muerto y se ve que su mensaje hizo efecto porque su equipo se llevó por 25-22 el segundo parcial para encaminarse hacia las semifinales de la Liga Mundial, por primera vez en su historia.
El tercer set fue, sin dudas, el más difícil para los chicos argentinos. Lucharon desde el inicio, porque tras estar 4-1 con el ace de De Cecco, nunca más lograron una ventaja sobre Bulgaria. Hubo preocupación en Weber cuando los búlgaros lograron ponerse arriba (6-5) y por eso el DT argentino pidió el tiempo muerto. Y, aunque no hubo mejoras inmediatas, en el tiempo técnico (al que llegaron en ventaja los búlgaros por 8-5) Weber pudo reforzar las nociones y entonces apareció la recuperación nacional hasta que consiguieron una ventaja de dos puntos para el 16-14.
Es cierto que hay buen material individual pero a este equipo también se le nota una identidad de juego, una idea plantada por Weber en este plantel que se ejecuta a la perfección dentro de la cancha. Argentina se metió por primera vez en su historia en las semifinales de la Liga Mundial, tras dos contundentes triunfos ante equipos que fueron potencias, y esto ya es para festejar.
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